Cristina Garrido |
GENERACIONES’15
LA
CASA ENCENDIDA: 13/02/14-05/04/15
Como
cada año por estas fechas La Casa
Encendida de Madrid nos muestra los 10 trabajos seleccionados como
ganadores del Proyecto Generaciones convocado por la Fundación Caja Madrid
(creo que ahora llamada Montemadrid).
Lo
más reseñable, al menos en un primer momento, es lo poco pertinente que resulta
las salas escogidas para tal exhibición. Si ya el año
anterior el diseño expositivo de la muestra nos dejó un pelín tocados, en esta
ocasión –y quizá sobre todo por esa reiteración– la cosa no nos gustó nada de
nada. Ese dejar a uno fuera, a otro en el intermedio, arrejuntar en un sitio
para desplazar en el otro, no nos convenció nada de nada.
En la página web, incluso, se refieren a que detrás de todo
el montaje hay una motivación temática pero creemos que, como muchas otras
cosas que suceden en este mundo, es simplemente una broma pesada. Y es que
parece ser que a falta de un hilo argumental, por otra parte algo normal ya que
se trata de obras que no tienen nada en común unas con otras, han tirado de eso
tan indecidible del caminar al azar como leitmotiv de la exhibición. Esa da,
como poco, para citar al dios omnipotente de todo comisariado que se precie: Walter Benjamin.
En todo
caso puedo estar confundido: no me duelen prendas en reconocer que no soy muy
ducho en la cosa comisarial. Es más: me interesa lo justito y solo porque para
estar más o menos informado de las motivaciones con que se rige la cosa
artística es más necesario que el respirar. El comisariado es sin duda el
pequeño y oscuro objeto del deseo de la cosa artística, el ámbito predilecto donde
los palabros más en boga para nuestra pseudo cultura encuentra su justo acomodo.
Nadia y Laila Hotait |
Dejando
estos dislates a un lado, las obras seleccionadas son todo lo que pueden llegar
a ser aunque ni de lejos son lo mejor de algunos de los artistas que ya
conocemos. Solo se salva de la hipotética quema la figura majestuosa de Cristina Garrido que presenta una obra de la que estamos íntimamente enamorados.
La pieza se titula, sin ninguna inocencia, #JWIITMTESDSA? (Just what it is that make
today’s exhibitions so different, so appealing?) y traza un perfecto retrato
robot de la situación de la cosa estética: la repetición exhaustiva de unos mismos
patrones estilísticos y normativos, unidos a una experiencia estética
reconvertida en imagen, deja al arte –su capacidad de vivencia e incidencia
social- bajo mínimos. Su instalación recoge, de forma irónica y hasta burlesca,
todos y cada uno de los tics de los que adolece un arte imbuido por el
todopoderoso reino del comisariado y que, sin duda, hacen al arte tal atractivo
y sexy.
Las obras presentadas
por Pep Vidal (Louis21), Oriol Vilanova (Parra & Romero),
Daniel Jacoby
(Maisterravalbuena), Fermín
Jiménez Landa (Bacelos) y Karlos Gil (actualmente
presente en García Galería), aun con su indubitable potencial, se nos antojan de
menor calado que las que han ido presentado en las galerías citadas entre
paréntesis y que hemos tenido el lujo y privilegio de ir paladeando en estos
últimos años –e incluso escribir de algunas
de ellas en este blog.
Cierto
es que una obra por si sola difícilmente puede plantarle cara a una exposición
trabada y ejecutada con maestría –e incluso que como la de Pep Vidal es el germen de otros devaneos
estético (dice que va a ir al polo en busca de ese polo magnético inencontrable)–
pero no por eso deja de ser reseñable este hecho.
Pep Vidal |
De
los artistas que para nosotros eran desconocidos Elena
Aitzkoa, Karlos
Martinez. B, Nadia y Laila
Hotait, Lucía Simón nos apetece señalar
el trabajo de las dos últimas. Las hermanas Hotait hacen un ejercicio de
memoria colectiva (en este caso paterno-filial) para recrear lo que fue el
asalto del 18 de octubre de 1973 al Banco de América en Beirut por un grupo de cinco hombres del
Movimiento Socialista Revolucionario Libanés. El acontecimiento se comprende
como detonante definitivo para que dos años después se diese inicio a la guerra
civil libanesa
La
trama no sigue ninguna lógica lineal y causal sino que remite antes que nada a
esa memoria fraternal de lo que fue un último gesto antes de la barbarie. Al final
de la obra, asaltantes y rehenes terminan bailando juntos un dabke (danza popular característica
de Líbano) en un gesto romántico pero que, en el proceso de investigación
llevado a cabo por las artistas, se constata como bastante probable.
Por su parte Lucía
Simón ejecuta con magistral solvencia una pieza de alto contenido
conceptual donde sencillez y profundidad se conjugan para ofrecernos una gran
obra. Son cuarenta y dos libretos que en vez de notas musicales están rellenos
con las series numéricas de los primeros siete números primos y donde, ahí
donde tocase ser escrito un número primo, se deja el espacio en blanco.
Lucía Simón |
Con
esto la artista remite al proceso de generación del pensamiento y a la interrelación
entre disciplinas: en todo pensamiento hay siempre una génesis, un detonante
que quizá poco tenga de racional y que, aun menos, es susceptible de ser fielmente
representado por esta racionalidad nuestra tan opaca y miope. Llegar ahí, tocar
lo intangible de lo irrepresentable es lo que logra Lucía Simón con tan escasos medios.
En
definitiva, una muestra que es lo que es, de la que hay que resaltar los
fogonazos de descubrimiento hallados en sus salas y criticar más, sin duda, la forma
que el contenido.
Estuve visitando la muestra Generaciones'15 en la Casa Encendida y me parecieron más interesantes las explicaciones-justificaciones de las obras que las obras en sí mismas; ¿qué quiero decir con esto? Que a veces el resultado dista mucho de las intenciones: había obras interesantes y con potencial y otras simplemente pretenciosas, con resultados que no siempre lograban comunicar lo aludido. Coincido con el artículo en el hecho de que la disposición del espacio no era, en algunos casos, la más adecuada.
ResponderEliminarPepe Jiménez Espejo
Sin duda el reino alargado del conceptual tiene estas cosas...a veces hace falta una introducción previa y otras veces la introducción mata (ya que refiere cual es el efecto perseguido) el propio potencial de la obra. Te da ya de antemano lo que dice prometerte.
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