miércoles, 25 de abril de 2012

DE LO INOPERANTE Y SINSORGO DE CIERTAS PRÁCTICAS EXPOSITIVAS


HISTORIAS Y DESEOS DEL QUE DUERME
GALERÍA CÁMARA OSCURA: 14/04/12-02/06/12

Reconozco que es socorrido, pero ya la cosa huele de lejos. En un arte, el contemporáneo, que tiene su razón de ser en la desconexión de las causalidades, en la disolución de las narraciones, en una pasividad de las formas, el remitirse a estados intermedios donde la consciencia es limítrofe con el sueño son ya modalidades harto recurrentes que no hacen sino sacar partido facilón de la característica más precisa del arte contemporáneo.

Y es que en la suspensión que caracteriza la distancia estética que media entre espectador y obra, en la eficacia de esta distancia comprendida como paradójica indeterminación, muchas son las propuestas ortopédicas que tratan de llenar la inconexión paradójica de la eficacia indeterminada con absurdos juegos de espejos que, haciendo pie en lo engolado de sus discursos, no son más que propuestas no sólo manidas sino inútiles.

Si en primer lugar esta eficacia ha de comprenderse como una eficacia disensual que apela al espectador a hacer surgir un mirar nuevo, una nueva disposición de los cuerpos y los efectos lejos del adiestramiento generalizado, no pocas son las estrategias artísticas que quedan cifradas en el relleno apolítico y decorativo de dicha fractura.

A este respecto cabe dar cuenta de la cantidad de propuestas artísticas que apelan al surrealismo, a la corriente subterráneas de la consciencia, pero desmitificando sus procederos en cuanto a caudal emancipador alguno y cifrando toda su justificación en la plausibilidad de entrar, siquiera por la puerta de servicio, en las estrategias contemporáneas del arte.

Pero no sólo los estados latentes, sino apelaciones a lo siniestro, a la especularidad, a los instantes previos en que el acontecimiento se da, al deseo instintivo, a la encarnación corporal de todo trauma y enfermedad –ahí donde se junta Deleuze con Nietzsche-, a la escenificación decorativa de una realidad que conocemos pero que nos extraña, etc.

Esta situación, todo hay que decirlo, pensamos que es muy fácil de detectar, pero muy complicada de amputar ya que se inserta de manera privilegiada en las estructuras que soportan el discurso estético en la actualidad. Uno abre un libro, al azar –más por supuesto si son la sobras completas de Freud- y se topa con una frase de esas que apuntan al inconsciente, a lo traumático, a lo edípico, etc….¡y ya tenemos exposición al canto!

Y no sólo lo psicoanalítico, los mundos de Alicia tras el espejo, o los estados emergentes de consciencia. Casi desde el ‘de un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme’ de Cervantes hasta el ‘hoy mamá ha muerto, quizá ayer, no lo sé’ de Camus, la conjunción de texto e imagen redunda en la plausibilidad de crear de la nada todo tipo de exposiciones con el alegato a la inconexión que desde hace ya como poco dos siglos esencia de manera privilegiada a la literatura.

Porque es en la emergencia de una literatura atenta a los microacontecimientos y detalles –la propia podríamos decir que tiene su auge en Flaubert- donde primero se plasma la relación sin relación entre dos cadenas de acontecimientos, entre la expresión y lo expresado que redunda en una indeterminación, en una sustracción de significado en aras de dejar el nexo entre la causa y el efecto sin resolver.


Podríamos dar muchas más pistas, pero creemos que con lo hasta aquí dicho está la cosa bastante clara. Así las cosas, el juego expositivo y comisarial queda referido a una tautología donde a raíz de una cita donde el caudal indeterminado sea lo más amplio posible, se da a ver una serie de obras que, obviamente, juegan –y son partícipes- en esa misma estética. Si esto no tuviese ninguna consecuencia para el conjunto de la práctica artística no estaría nada mal, la verdad sea dicha. Pero lo cierto es que en esa tautología, en ese círculo inoperante que media entre texto e imagen, se amputan de raíz todas las potencialidades ínsitas en la obra de arte ya que su supuesta inconexión e indeterminación quedan anuladas en su quedar referida a la frase de turno desde la que parecen emanar.

Quizá traer a colación esta exposición para ejemplarizar esta táctica archirecurrente sea injusto ya que lo mismo se podría decir de muchas otras, pero quizá el quedar enclavada en el evento Jugada a tres bandas donde se conjugan artistas, comisarios y galerías la hace exponerse más a esta boutade artística.

Pero es que además en esta muestra lo tenemos todo: tenemos alusiones a Freud y Jung, a los instantes de consciencia mientras dormimos, a Víctor Hugo y la ya más que incipiente importancia que antes hemos comentado a lo irresuelto, a las historias mínimas; también tenemos a Oscar Wilde y una de esas sentencias suyas tan dadas a la locuacidad sardónica de lo paradójico y, sobre todo, tenemos el trabajo de cuatro artistas que, como debe de ser en estos tiempos, hacen de la neutralización de las eficacias narrativas su razón de ser.

Así las cosas, esta exposición -como otras muchas, insistimos- se queda en la nadería más voluble, en una molde preciso para que la obra de estos artistas –como casi la de cualquier otro- puedan colgarse de las paredes bajo la mirada atenta y aprobación justificada de muchos.

No es que la cosa sea grave, no es que los artistas sean malos o regulares. Es que hay que tener mucho cuidado para que los nuevos procederes, las nuevas estrategias, no se desinflen en una serie de gestos a la galería, de simulacros conceptuales tan vacíos en sus garantías disensuales como amplios a la hora de valer como ‘molde’ para cualquier práctica artística.

2 comentarios:

  1. Jajajajaja, Sí Señor, en la actualidad inmersos en el mercantilista y sociabilizado royo del rulo, o, el más de lo mismo, el sinsorgueo de la ya academica neo ortodoxia, más que oler, apesta, por aquello de lo que no fluye se estanca. Lo que no aporta nada, ni descubre, ni emociona, ABURRE. Menos mal, que más allá de los encorsetados modos, modas y moldes, mientras haya Vida habrá Arte!

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  2. Gracias por el comentario!! Pues sí, tienes razón en que bajo el reinado del comisariado (el nuevo pope del arte contemporáneo) estrategias nuevas y que abren ventanas de aire fresco, a veces generar posiciones siesteantes que apelando a un popurrí de nombres dan por bueno todo.
    Un saludo!!

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