sábado, 11 de febrero de 2017

MUNTADAS: EL ARTE EN LA ERA DE LA POSTVERDAD


MUNTADAS: PALABRAS, PALABRAS…
GALERÍA MOISÉS PÉREZ DE ALBÉNIZ: 21/01/17-18/03/17

Tesis 1: El giro lingüístico ha sido demoledor.

Tesis 2: Si hablamos de demolición es porque el desplazamiento provocado por dicho giro afecta a los relatos omnicomprensivos y reguladores del sistema-mundo imperante hasta entonces.

Corolario 2.1: La postmodernidad no es sino la constatación a escala global de este hecho.

Corolario 2.1.1: La decepción o melancolía por antiguos estados de la cuestión no va de suyo inherentes a la constatación postmoderna de la situación. Semejante identidad es el epicentro de la función ideológica que opera hoy en día con mayor solvencia. 

Corolario 2.1.2: Más que dar carpetazo a través de la eclosión de lo “post” a una serie de conceptos, la postmodernidad ha de suponer –habría en todo caso de suponer– un aldabonazo para iniciar una serie más capaz de tratar con nociones tales como “destino”, “vida” y, sobre todo, “felicidad”.

Corolario 2.1.2.1: El arte no ha de señalar el camino a seguir sino mostrar que el camino está, en cualquiera de los casos, por hacer.

Corolario 2.1.2.1.1: La crítica de arte no debe fajarse en cuestiones valorativas ni interpretativas: ha de, más difícil e importante que todo ello, servir de sensor dialógico capaz de desbrozar el paisaje policial alentando para ello, desde la preeminencia siempre de la irrupción radical de cada obra, nuevos rastreos en ese camino por hacer.

Corolario 2.1.2.2: Cualquier connivencia del arte con las tesis de la melancolía, la decepción y el olvido son instancias ideológicas que desvirtúan la potencia disruptiva del arte.   
   
Tesis 3: La esfera pública es una cámara centrifugada de discursos cuya legitimidad emana de cada una de las proposiciones. 

Corolario 3.1: El arte ha de situarse en este mismo terreno multidiscursivo. Es decir, ha de insertarse sin miedo dentro de la lógica propositiva actual: ha de arriesgarse a perderlo todo en la cámara de resonancia que es la esfera pública actual.

Corolario 3.1.1: Autonomía no es sino la reclusión del arte dentro de una cápsula donde simula una proactividad como coartada a su manifiesta impotencia e insuficiencia en las actuales condiciones de producción capitalista.


Tesis 4: La producción de discursos ha dejado de estar en manos de agentes individuales para pasar a manos de grandes agencias mediáticas. Estas agencias producen a cada momento cantidades ingentes de proposiciones pseudo-informativas que crean una reverberación donde la pluralidad de efectos de legitimización y verdad fluctúan en tiempo cero.  

Corolario 4.1: En esta eclosión mediática de simples efectos superficiales de sentido, la desorientación y desconcierto del agente individual es absoluta. 

Corolario 4.2: Más que revelarse contra la instauración mediática y de la deriva al que se siente lanzado, el agente individual ayuda a la implementación global de este régimen de producción. 

Corolario 4.3: Bajo interfaces que simulan el logro brechtiano del agente productor, el régimen mediático global permite interactuar al individuo, insuflándole la creencia de que él también es nódulo de producción discursiva, agente propositivo con capacidad propia.    

Tesis 5: Contra lo que podría inferirse a un nivel de crítica ideológica, el agente sabe la verdad de este régimen mediático: sabe que sus pequeñas injerencias discursivas están sobrevenidas por un sistema-mundo que lo ningunea y lo sitúa en un exilio perpetuo. 

Corolario 5.1: No hay nada que el agente necesite saber que no sepa ya. 

Corolario 5.1.1: Formas de crítica ideológica empeñadas en dar al agente la posibilidad de un saber que lo catapulte a la emancipación son formas totalmente inanes e impotentes de crítica. Más aún: son la antesala a implementaciones ideológicas cada vez más fuertes.

Corolario 5.1.2: De igual manera, estrategias artísticas fundadas en despertar al agente de su supuesta modorra ideológica son formas sobrevenidas de repotenciación ideológica ya que, mostrando su propia incapacidad a través de un saber ya sabido, refuerzan al sujeto en su sujeción ideológica.  

Tesis 6: La razón única por la que el agente soporta esta situación de sujeción ideológica a través de un saber que es sabido es porque su sumisión mediática le proporciona un goce difícil de alcanzar de cualquier otra manera. 

Corolario 6.1: Entender la sintomatología precisa de este goce nos sitúa en el terreno de la fantasía ideológica: el agente fantasea con lo imposible –con la catástrofe, con la irrupción de lo real en sus pantallas. Cada mínima posibilidad fracasada le permite experimentar un goce de, paradójicamente, insatisfacción. Al igual que la mercancía no satisfacía nunca del todo y lanzaba al sujeto a una compra compulsiva y repetitiva, ahora cada instante promete ser el de una catástrofe global que no termina de advenir.

Corolario 6.2: Frente a una esfera pública lacerada por una multivariedad n-potencial de discursos, frente a una pantalla-mundo donde la función ideológica es sabida por todos los agentes pero –justo por ello– sostenida en una panavisión escópica donde se promete verlo todo –ver la catástrofe en prime time–, el arte está a punto de no significar nada.

Corolario 6.2.1: Ese supuesto riesgo antes señalado que el arte ha de correr, no puede siquiera ser experimentado pues las tectónicas ideológicas lo ofrecen o lo niegan siempre de manera fraudulenta y simulada, como mera recodificación y engranaje en la fantasía ideológica pero sin efectivo poder disuasorio o disruptivo.

Corolario 6.2.2: Incluso la pertinencia artística señalada de ofrecer fogonazos de un camino por recorrer son reconducidos mediáticamente como meras proposiciones visuales, como sucedáneos de una emancipación que en tanto utópica posibilidad está ya ingresada en la maquinaria administrativa de la ideología. 


Tesis 7: Bajo un saber ideológico que es sabido por todos, la ideología permite que todo pueda ser creído, incluso –quien dice que no– las tesis emancipatorias del propio arte. 

Corolario 7.1: Esta permisividad ideológica es lo que al fin y al cabo desconecta al arte de su propia capacidad pues la creencia en cualquier logro solo puede ser mostrada a la esfera pública en tanto que simulada apariencia a través de los canales mediáticos de distribución. 

Corolario 7.1.1: En esta situación, la única razón de ser del arte es esforzarse en repetir una y otra vez la misma operación de supuesto troquelado de la superficie mediática donde reposa la esfera pública. Solo así, en su propia inviabilidad, en la puesta en limpio de un futuro para el que no cabe promesa alguna, el arte podrá señalar ese camino por venir: el arte podrá pasar, algún día, a otra cosa.

Corolario 7.1.2: Para ello, la única estrategia es la de abogar por formas de saber que operen una fricción en el régimen mediático de lo dado, que fuercen al plegamiento de discursos y de niveles ideológicos diferentes con el fin de saturar aún más la escena, de hacerla inaudible. Es decir, ha de abogar, aún en ese riesgo de quedar reducidos a cero, por un saber diferente.

CONCLUSIÓN 1: La actual exposición de Muntadas muestra perfectamente ese saber que todos sabemos. En tanto que vehiculado dicho saber a través de una forma presumiblemente estética, el trabajo se encuadra dentro de lo que es una “obra de arte”. De este modo cabe inferir este trabajo como de gran exposición, capaz de representar ese saber que hace de sustrato ideológico global. 

CONCLUSIÓN 2: No obstante, bajo las premisas desarrolladas en las tesis más arriba enunciadas, es claro que esta obra no aporta nada a la lógica de riesgo, impotencia y fracaso con la que debe cargar el arte para en su mediática inviabilidad, abogar por pasar a otra cosa. Es una simple cacofonía visual para mediar efectos superficiales de un saber, repetimos, archisabido.

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