jueves, 25 de julio de 2013

ALEJANDRO CESARCO: TODO SE (ME) DA A LA MEMORIA

 

ALEJANDRO CESARCO: LA NOCHE AGRANDA SU SILENCIO
GALERÍA PARRA & ROMERO: 04/06/13-30/07/13

De entre la marabunta que siempre supone cualquier Bienal de Venecia, recuerdo la sencillez de la propuesta de Alejandro Cesarco (Montevideo, 1975) en el Pabellón uruguayo. Una sencillez que quedaba quizá aplastada por la megalomanía circense de eventos como el citado pero que –y hay que agradecérselo hasta el infinito– la Galería Parra & Romero se ocupa de que hagamos revisitar.

En aquella ocasión presentó dos obras de las cuales destacaba el video Methodology (2011). Una pieza que evidenciaba –aunque casi habría que decir poetizaba– la alegorización como forma estructural de todo lenguaje. Si la comunicación ideal de Habermas, por ejemplo, es imposible siquiera como límite regulativo de las prácticas comunicacionales, es solo porque todo hablar gira alrededor de un secreto nunca dicho pero cuya ausencia reverbera en todo el diálogo. No ya tanto lo dicho, sino lo no-dicho, lo imposible de decir, lo que debe dejarse dicho sin decirlo. El lenguaje no es tanto comunicación como el compartir un secreto que, a pesar de nuestros esfuerzos por revelarlo, sabemos que ha de quedar silenciado, ausente. Siguiendo casi al pie de la letra a Paul de Man, Cesarco construye un diálogo fundado sobre la única posibilidad de decir lo otro y hablar de sí mismo mientras habla de otra cosa.


Son estas mismas problemáticas –el decir, el recordar, la lectura, …– las que ocupan también a Cesarco en esta su primera individual en una galería española. Autoría e influencia, memoria y recuerdo, pasado y presente, texto e imagen, texto y narración, ausencia y presencia: Cesarco tiene en el legado deconstruccionista y en la tradición lingüística conceptual de los años 1960 y 1970 los dos ejes vertebradores sobre los que construye una obra pequeña en sus medios pero enorme en sus logros.

Si donde se sitúa el núcleo de su obra es en el juego indecible entre la narración y la imposibilidad de ser dicha, para la presente exposición Cesarco se centra en la historia por antonomasia: la de nuestra propia vida. No tanto la multitud de acontecimientos que nos han, como quien dice, traído hasta aquí, sino el complejo juego especular de influencias en que devenimos. Así en Where I'm Calling From (2012) el artista elabora un simulacro de espejo donde ir a buscarse sin, por supuesto, encontrarse nunca: una especia de díptico donde reúne fotografías y textos que remiten a influencias tempranas. Quienes fuimos y quienes queríamos son límites fenomenológicos inasibles siempre ante nuestra irreversible condición de ser, en cada caso, quienes somos.

Pero, en su historia biográfica, no solo él: también su padre y su abuelo. El sujeto, el yo, como devenido sustrato de otras historias tan inconmensurables y tan inasibles como la de uno mismo. Present memory (2010) construye –como alegoriza el propio título- un emplazamiento para el duelo que vendrá, que está ya siempre, y en su ausencia, sobre todo en su ausencia, a la espera. Poco después de ser diagnosticado con cáncer de pulmón el hijo graba al padre en su propia consulta dando forma así a un ensayo general del duelo, un duelo que, desde Derrida, todos sabemos que es imposible, que no hay modo de ponerse en (el) lugar del otro.


Por último, otra historia imposible de ser contada: la del abuelo (Zeide Isaac, 2009). Superviviente del Holocausto, nos va contando una historia que pensamos ser la suya pero que descubrimos no ser más que un guión escrito por el propio artista. Así entonces el testimonio, anclaje último de lo imposible de toda narración, historia imposible en sí misma por narrar lo increíble de un acontecimiento inhumano, evidencia de igual manera su carácter de alegoría, de ausencia inasumible.

Por último, dos pequeñísimos motivos: dos notas al pie de página (Footnote #11, y Footnote #12, 2013) sobre la pared que remiten a un texto inencontrable que bien pudiera ser la exposición entera o, quizá, esa parte que se perderá y está ya siempre ausente: la narración de lo que intentamos ver, la historia autoreferencial de las tres historias (abuelo, padre, hijo) que se entrecruzan en silencios alegorizados, en historias imposibles de decir o en una operativa del duelo como catalizador de un tiempo siempre demasiado espeso, demasiado claustrofóbico, demasiado inmemorial.

En definitiva, la simple densidad de Alejandro Cesarco remite a dar forma a eso que somos pero que nunca completamos del todo: ser es siendo, estar en camino, pero no en relación al desarrollo de nuestras potencialidades sino como emplazamiento del otro, como lugar de la repetición de su nombre aún en su ausencia. Memoria, identidad, historia… promesas que solo son posibles en su ausencia, en la (im)posibilidad del duelo, del ponerse en el lugar del otro.

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