jueves, 30 de diciembre de 2010

RESUMEN DEL AÑO 2010


Como ya hicimos el año anterior, y como es costumbre por estas fechas de balance y resúmenes, vamos a lanzarnos nosotros también a eso tan interesante de hacer listas con lo mejor que se ah podido ir viendo por las galerías madrileñas durante el año 2010. Excusándonos por lo no visto, por lo olvidado o, incluso, por lo no haber sabido valorar en su justa media, allá vamos.
Empezando por la pintura, la exposición más sorprende a nuestro juicio ha sido la de Phillipp Frölich en Soledad Lorenzo. Con un realismo algo sucio que postulaba una profundidad de campo cercana casi a la tercera dimensión, la pintura de esta artista, pese a ser conceptualmente inane, sorprende por su capacidad de crear rupturas lumínicas en el propio lienzo por donde, quien sabe, se escapa la realidad toda.
De corte más fenomenológico, buscando la pureza de la percepción sin duda alguna que Spaletti en Helga ha sido lo más interesante. También cabría citar aquí a John Zurier (Javier López), Lee Ufan (Elvira) o Katherine Grosse, aunque está más preocupa por dar a la pintura un lugar dentro de lo expandido en el arte. Marion Thieme (Casado) quizá sea otra de las que no habría que olvidarse en este encuentro entre lo contemplativo y lo procesual de la pintura.
De entre los españoles, cada uno en su estilo, podríamos mencionar a Juan Ugalde, Guillemro Perez-Villalta, Victoria Civera (Soledad), Miki Leal (Fúcares) o Jordi Teixidor (Nieves Fernández), sin olvidarnos de la ligera pero preciosa exposición de Vicky Usle y Carolina Silva en Travesía 4, ni de los somieres de Rebeca Plana en Fernando Latorre.
Citar también a dos grandes que han gustado en La Caja Negra: John Baledessari y Mathias Moritz, y a dos portugueses que con propuestas bien diferentes también han resultado interesantes: Gonzalo Pena (Fúcares) y Pedro Calapez (Max). Por último, Elgar Esser (Fúcares) ha resultado ser un maestro en eso de dotar de actualidad a registros fotográficos antiguos vía pictórica.
La fotografía, como viendo ya siendo habitual, y sobre todo al tirón de Photoespaña, ha tenido una presencia casi omnipotente. La escenografía espectral de nuestra realidad ha tenido un magnífico eco en obras excepcionales como las de Gregory Crewdson (Fábrica), Alexandre Ranner (Oliva), James Casebere (Helga) o el voyeurismo hiperreal de Annika Larsson (Fábrica). El fantasma de la posthistoria nos he venido del Este con Swetlana Heger (Casado), Sergey Bratkov (Espacio Mínimo), o con el triunfador de Photoespaña, Boris Mikhailov (Casado). Aunque para historias hay también otras: las de los olvidados africanos con Zwelethu Mthethwa (olive), las de los freaks en Diane Arbus (la fabrica), la que Leslie Hewitt (Maisterra) haya escondidas detrás de los objetos o las del mismo artista enfrentándose a sí mismo, como tuvo ocasión de hacer Richad Billingham (Fábrica). Por contra, dos portugueses nos enfrentan a nuestros yoes más como sombras huecas que como sujetos de los que relatar alguna historia: Jorge Molder (Oliva) y Helena Almeida (Helga), que aunque más perfromativa vuelva a dar en la diana de un sujeto que se evade desde su mism asombra. De españoles parece que no hubo mucho que reseñar: Chema Madoz estuvo más que previsible en Moriarty
Lo interdisciplinar, confundiéndose la escultura con la instalación, o dando a la exposición una pluralidad de puntos de vista que conjugan, desde la fotografía a la escultura, todo tipo de técnicas, ha sido también lugar común en este año. Nos encantaron sobre manera las propuestas de Carlos Schwartz (fúcares), Jay Heikes (Marta Cervera), Iñigo Manglano–Ovalle (Soledad), Lozano-Hemmer y Pedro Valbuena (Max). Isidro Blasco, con doblete en Alcala 21 y Fúcares, también ha sido otro ha destacar, al igual que la extraña simpleza de Alfonso Berridi (Metta), los pozos lingüísticos de Iván Navarro (Distrito 4), o lo escultórico-apropiacionista de Javier Arce (Max) o lo escópico-dinámico de Raha Raissnia (Marta Cervera). El cotizado John Chamberlain (Elvira) y su estética del deshecho estuvo aparente, mientras que el cinismo de John Isaacs (Travesia 4) pecó de mortecino, la muestra de Jaime de la Jara (Fúcares) de un tanto de falta de contundencia y lo vacio de Darya von Bermer (Moryarty) peco de eso, de vacío total. A destacar también al acierto de Nieves Fernández y su artista Chiharu Shiota (presente y bien presente en ARCO, y presente también en la exposición ‘Arte efímero’ de La casa Encendida)
La Galería Pilar Parra & Romero ha producido durante este año una serie de exposicones magistrales cercanas algunas a una exposición de tesis y otras veces, las más, proponiendo un arte que tiene en lo dinámico de las formas su carta de presentación. De entre las primeras cabe destar aquella titulada ‘Scene Grammar’ y de entre las segundas caeb traer a colación nombres como los de Philippe Decrauzat o Germaine Kruip.
Lo preformativo, aunque sea con sus registros documentales en forma de video y fotografía, tuvo una presencia pequeña pero de hondo calado. Lo más interesante casi estuvo en dos de las grandes: en Soledad Lorenzo pudimos ver lo que se fraguó en el MUSAC con Txomin Badiola, y en Juana pudimos ver a la polémica Tania Bruguera en una muestra de la que se hablo mucho. Karmelo Bermejo (Maisterra), Manuel Sanz (Moriarty), Eulalia Valldosera (Fábrica) y la inclasificable Kate Gilmore (Maisterra) son otros ejemplos destacados del nivel más ue alto de la performance.
El video, cada vez más a remolque de servir de documento más que de obra por sí misma, notamos tiene cada vez una menor presencia. Casi se nos antojan solo tres exposiciones que hayan tenido al video como único (o casi único) soporte: la historiografía fetichista de Jane & loius Wilson (Helga), la historia como lo olvidado de un discurso de Adria Julia (Soledad) y la solvencia magistral a la hora de desenmascarar el poder de las imágenes de Alfredo Jaar (Oliva)
Hacernos también eco de las magníficas exposiciones que el cuarenta cumpleaños de la Galería Juana de Aizpuru nos ha permitido ver. Siendo, porque es necesario, exhaustivos, ahí van los nombres: Richard Hamilton, Sol Lewitt, Mike Kelley, Martin Kippenberger, Alberto García Alix o Eduardo Chillida.
Por último, Elba Benítez, proponiendo con Huis Clos’ una manera diferente de entender el espacio expositivo, así como todo lo que implica el mero hecho de exponer (obra, visibilidad, producción, almacenaje, etc), destaca por lo arriesgado de su propuesta así como la capacidad crítica que su exposición tiene. Y de entre las exposicones colectivas, a parte hecha de la ‘Scene Grammar’ ya arriba reseñada, cabe destacar la exposición The Pipe and the Flow (Espacio Mínimo) comisariada por Omar Lopez-Chahoud.
Después de todo lo hasta aquí dicho, y esperando no habernso dejado mucho en el tintero, vamos con nuestras 10 + 1 mejores exposiciones del año:
1 Alfredo Jaar (Oliva Arauna);
2 Lozano-Hemmer (Max Estrella)
3 Txomin Badiola (Soledad)
4 Huis Clos (Elba Benitez)
5 Alexandre Ranner (Oliva Arauna)
6 Jay Heikes (Marta Cervera)
7 Gregory Crewdson (La Fábrica)
8 Jane & Loius Wilson (Helga)
9 Carlos Schwartz (Fúcares)
10 Pedro Valbuena (Max Estrella)
11 Iñigo Manglano–Ovalle (Soledad)




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